Por Tomás Aguilar.- Tras 30 años, dos revoluciones pingüinas, y un estallido social, Chile logró tener aquel plebiscito anunciado primeramente para abril y postergado por la pandemia para este 25 de octubre. Con una participación del 50,2% de los ciudadanos inscritos en el padrón electoral, en contra del 47% que participó en la última elección, se puede decir que las ganas de hacer democracia fueron más fuertes que el miedo al coronavirus. Se dice incluso que esta ha sido la elección con mayor participación desde 1989, en otro plebiscito en donde se escogía si Pinochet continuaba en el poder o se volvía a un régimen democrático.
Si bien se esperaba una victoria por parte del apruebo, según las encuestas; ninguna logró presagiar que ésta fuera tan aplastante: a nivel nacional un 78,09% se inclinó por esta opción, mientras que un 21,73% votó por la opción Rechazo.
Pero no solamente era la decisión de si se deseaba o no el hecho de escribir una nueva Constitución, sino que también era la elección de qué organismo será el encargado de redactarla, siendo dos opciones: Convención constitucional, escogida en su totalidad por ciudadanos electos, o Convención mixta, que consistía en 50% ciudadanos electos democráticamente y 50% parlamentarios en ejercicio. La opción constituyente se impuso por un 78,99%, mientras la opción mixta obtuvo un 21,01% a nivel nacional.
En el liceo Max Salas de Los Andes, el apruebo se impuso en las tres mesas a las que tuve acceso. En la mesa 12V ganó con un total de 150 a favor de cambiar la Constitución, mientras el rechazo sólo obtuvo 30 votos, en la 13V fue más “acotado” con 144 votos en contra de 44 y en la mesa 14V fueron 164 votos versus los 40 de la opción rechazo. Además, los vocales que participaron también en la elección presidencial de 2017 comentaban que se vio más gente esta vez, algo que parece ser tendencia a nivel nacional.
Mientras que en la elección del órgano constituyente no hubo mucha variación de lo que ya sucedía, la Convención Constituyente se impuso en las tres mesas a las que tuve acceso, por más de un 80% en contra de la opción Mixta; es decir, no hubo sorpresas ni discrepancias con lo que sucedía a nivel nacional.
Algo más a destacar es el hecho de que no concurrieron a mi local participantes que estuvieran contagiados con COVID-19, algo que fue pedido por parte de la autoridad, para que de esta forma no se volviera a levantar la curva y los contagios se mantengan bajos, tomando en cuenta la aglomeración de gente que significa una elección.
Se puede resumir el día de hoy como el re-enamoramiento de Chile con la democracia, siendo esta la elección más concurrida en la vuelta de la democracia, y con más valor aún, ya que esta fue bajo voto voluntario.
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