Por Cristian Robles.
Estudiar es una acción que enriquece el conocimiento de las personas, pero, al mismo tiempo, va produciendo reacciones que debilitan física y sicológicamente al ser humano si no se ingiere los alimentos necesarios que impiden esa consecuencia.
Es por esto que acá te ofrecemos a ti estudiante una dieta alimenticia que denominaremos “estudiantil”, la cual ayuda a una mejor concentración y entrega más energía a nuestro organismo. Ésta consta de productos saludables que son comunes en una canasta básica familiar chilena y criollos, los que serán ordenados en las respectivas comidas de una jornada.
Para comenzar el día es bueno comer o tomar un jugo de una fruta cítrica, ya que purifica el organismo y depura la sangre, limpiando y preparando el estómago para que comience a funcionar. De esta forma y dado que ya estamos entrando en la estación de bajas temperaturas, lo cual provoca enfermedades infecciosas de carácter viral en el sistema respiratorio, como el común resfriado, elegiremos la naranja. Este alimento es rico en vitamina C, asegurando un resfriado menos fuerte y extenso, dado que fortalece al organismo ante este virus que, muchas veces, se encarga de impedir que los estudiantes asistan a clases, porque consume las fuerzas físicas y mentales del cuerpo. Además, se debe aprovechar que en invierno los naranjos están en plena cosecha.
Luego de 20 minutos de haber ingerido lo anterior, ya que es el tiempo ideal para que la fruta se asimile en nuestro organismo, se procede al desayuno. Es en esta primera comida en donde se crea la base del día para tener una memoria en excelentes condiciones, como también la capacidad de aprender y concentrarse, debido a que en el cerebro el equilibrio o desequilibrio de sustancias como la dopamina y la serotonina estimulan o adormecen dichas capacidades.
Un saludable y nutritivo desayuno es beber leche desnatada mezclada con avena, porque ya el fluido posee vitamina B12, la que trabaja para conservar las habilidades cognitivas, según un estudio de la Universidad de Trufts, en Estados Unidos. La misma investigación asevera que la falta de aquella se traduce en un mayor riesgo de deterioro mental. Ahora, al agregar el cereal se está viendo beneficiado el sistema nervioso, que se expresa en todo su esplendor con el estrés que hay en un estudiante al momento de tener que prepararse para las evaluaciones. Asimismo, el producto es bueno para la memoria a corto plazo, y todo gracias al alto contenido de Tiamina o vitamina B1 que posee.
Si somos el segundo país más consumidor de pan en el mundo, tras Alemania, según los últimos datos a nivel internacional, no podemos excluir a esta masa del desayuno, ya que aporta en la eliminación del apetito en complemento con la leche con avena. Ante esto, una excelente acompañante es la miel de color oscuro como la de alforfón y brezo, ya que igual ayuda al estrés, como también a prevenir y curar la anemia y fatiga, es decir, te recupera del cansancio físico y mental. No obstante, el pan con miel debe consumirse moderadamente, porque 100 gramos de pan blanco contienen 290 calorías contra 243 de un ejemplar integral, lo que se suma a la miel que es rica en carbohidratos, principalmente azúcares, tiene alto índice glucémico y es elevada en calorías, lo que desencadena en la subida de peso y grasa. Aunque cabe decir que, según los nutricionistas, comer pan en pocas cantidades no engorda, lo que posibilita aquello es el agregado que se le echa.
Para el almuerzo, el puré es una fascinante elección, ya que entre las propiedades de la papa está que trata la debilidad, fatiga y da energía al cuerpo. Al puré, recomendamos acompañarlo con pollo o pavo, que tienen la misma vitamina B12 presente en la leche. Y como verdura, la zanahoria le entrega un toque ideal a nuestros propósitos, debido a que su ingesta mejora la memoria. De hecho consumirla por un tiempo prolongado, según un estudio publicado en la revista The Archives of Internal Medicine, puede aumentar nuestra capacidad de retención gracias al antioxidante beta-caroteno.
Como suele existir el postre luego del almuerzo, un buen ejemplar es comer gelatina con plátano, nueces y almendras. La “jalea” cuenta con un alto poder nutritivo al ser proteína en estado puro, mientras que el plátano, además de su alto contenido en potasio y vitamina C, ostenta vitamina B6, la cual ayuda en la producción natural de neurotransmisores vinculados con la concentración, como lo son la serotonina o la dopamina. Por su parte, las nueces es de los frutos secos el más efectivo para ejecutar faenas como estudiar o cualquiera relacionada con el rendimiento intelectual, dado su poderoso contenido en fósforo, según un estudio de la Universidad de Illinois, Chicago, en EEUU, quien también señaló que las almendras mejoran la memoria.
Y, por último, en las once se puede repetir lo que se consumió en el desayuno, de lo contrario, se puede ingerir té acompañado de pan con huevo. Esta bebida, además de tener cafeína, acoge en sus propiedades
L-theanina que sirve para mejorar la memoria y la concentración. Mientras que el huevo, igualmente, es un nutriente que acrecienta la capacidad de atención y la memoria a largo plazo, ya que posee aminoácidos localizados en la yema, como también la sustancia colina, del grupo de las vitaminas B. Eso sí, debe ser ingerido con moderación porque éste provoca problemas como el colesterol alto.
Toda esta dieta “estudiantil” presentada muestra su disposición a aportar contra el desgaste físico y sicológico, teniendo como eje productos comunes que no tienen un alto costo. Ahora dime, ¿te gustó esta dieta? o ¿tienes otra para divulgar que persiga los mismos fines?
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Texto Original en www.somospucv.cl
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