Por Felipe Rozas
El pasado domingo 22 de agosto el mundo pudo presenciar un acontecimiento asombroso. Los 33 mineros sepultados bajo tierra hace 17 días, se comunicaban con el exterior a través de un mensaje que decía que se encontraban a salvo en el refugio. La operación comandada en terreno por el Ministro de Minería, Laurence Golborne, había dado resultado y cual Mesías que conduce la liberación de su pueblo, su nombre se encumbraba como el gran responsable de aquel logro.
El hecho ha sido la excusa perfecta para el montaje de un show en el aspecto mediático y también político. Hemos visto las típicas notas cebollas de los canales de televisión y el tradicional oportunismo patético de las entidades gubernamentales. No obstante, para uno, el hallazgo con vida de los obreros, puede significar algo más que una abundante cobertura noticiosa.
Laurence Golborne, se topó con la oportunidad que muchos políticos buscan de por vida: estar en el lugar y momento indicado . La tragedia que convocó la atención del país durante cerca de dos semanas, mostró la figura de un Ministro que estaba en todo momento con las familias de los accidentados, acompañándolos, compartiendo el dolor, buscando alternativas de rescate, utilizando el mismo baño, y también, asumiendo el liderazgo de la campaña. Cometió errores, es cierto, pero en el balance general su nivel de reconocimiento y adhesión ha aumentado sustancialmente.
Dos semanas antes de lo ocurrido, a Golborne no lo conocía nadie. De hecho, sólo el incidente de la risotada en la cara de Lagos Weber y compañía, lo había puesto a en la palestra mediática, como un funcionario chacotero y bueno para la talla.
Hoy en día, la situación de los mineros atrapados, proyecta planes de liberación y una serie de programaciones para mantenerlos en las mejores condiciones posibles. Pero, además permite prever una escalada importante en las encuestas por parte del Secretario de Estado. Es sabido que la correcta participación de un político en una tragedia, hace que la ciudadanía lo evalúe de mejor forma. Característica sumamente común en la sociedad chilena, que busca insistentemente encumbrar ídolos, mártires y santos.
La derecha que tan carente de líderes con adhesión social cuenta en estos momentos, tiene la excusa perfecta para pulir a un posible nuevo cabecilla de coalición. Es más, me atrevería a decir que desde ya la aparición del Ministro en la escena pública, será mucho mayor y que en vísperas de una futura elección, la figura de este hombre que proviene del mundo técnico se comenzará a politizar casi de manera obligada.
Al parecer, el gobierno encontró de chiripa al próximo contendor para las elecciones presidenciales venideras. Veremos si la predicción se cumple y el Mesías Golborne prolonga la estadía del actual gobierno en La Moneda.
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