Por Martín Berríos Armijo Por cinco días me enfrenté a una forma de vivir diametralmente opuesta a la mía. Asistí al gimnasio y a duras penas seguí una dieta saludable. Me atacaron dolores musculares y periodos de hambre palpitante, pero también evidencié lo caro que es comer sano en nuestro país y el ambiente al interior de una sala de ejercicios residencial. Repite, repite, descansa. Repite y descansa. Bebo un poco de agua y el sudor me empapa, mis pantorrillas y muslos me duelen, pero debo seguir. Aún queda
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