Por Christian Le-Cerf L. Antes de empezar esta crónica, les puedo adelantar dos cosas: Primero, que los Beatles están equivocados, no sólo necesitamos amor. Segundo: ni con el sonido del oleaje se puede aplacar el ensordecedor adiós de un rompimiento. Fue rápido e indoloro en el momento, pero al pasar las horas, y combatir la desazón con un poco de cerveza desvanecida, el desconsuelo empezó a ir en aumento. Eran las once de la mañana, y lo primero que hice fue revisar mi celular. “Veámonos en el Muelle Barón, a las
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