Destrozada quedó la comunidad del Liceo José Cortés Brown de Viña del Mar, tras enterarse de que, en la madrugada de este jueves, una alumna se había quitado la vida.
Por Paulina Cepeda.
Con la ayuda de una cuerda y en la soledad de su habitación, Andrea Alejandra Cruz Herrera decide quitarse la vida, dejando a amistades y familiares agobiados por la irracionalidad de tal decisión, en especial porque ese día cumplía sus 17 años. No obstante, sus más cercanos aseguran que ella lo había planeado.
Hace un mes, Andrea, había ingresado al Liceo José Cortés Brown para cursar 2° año medio; a través de sus fotografías y de las declaraciones de sus nuevas compañeras parecía ser una niña normal. Sin embargo, a lo largo de su corta vida se vio enfrentada a situaciones que resultan ser difíciles de aceptar y que son determinantes en una niña de 17 años.
Era hija de padres separados; su madre estaba en el extranjero y su padre se volvió a casar, por lo que su abuela se convirtió en su única familia. Este abandono la llevó a sumergirse en una depresión de la cual jamás pudo salir. La baja autoestima y su vulnerabilidad la hicieron convertirse en un blanco perfecto para sus compañeros, por lo debió soportar varios años de bulling, razón por la que dejó el establecimiento (San Ignacio) y se trasladó al JCB.
Aquellas situaciones llevaron a que desarrollara una enfermedad de personalidad bipolar, transformándose en una joven insegura y que encontró refugio en las drogas. Asimismo, se obsesionó con Kurt Cobain, quien se transformó en su ejemplo de vida. No es sólo una coincidencia que ambos hayan muerto el día de su cumpleaños.
La historia de Andrea es un claro ejemplo de la poca importancia que se le da a las acciones de los individuos. El sentirse abandonado es una experiencia tan fuerte que puede llegar a determinar el futuro de una persona. Asimismo, el sufrir de bulling es un factor clave en cuanto al desarrollo de la personalidad de la víctima, pues acaba con su autoestima e incluso llegan a pensar que merecen ser castigados.
De esta forma, queda de manifiesto la importancia que tiene el afecto para nosotros los seres humanos. El sentirnos queridos es fundamental a la hora de tomar decisiones o el modo de llevar nuestras vidas. Antes de partir, Andrea aseguró que su corta estadía en el JCB le permitió vivir los mejores momentos de su vida, sin embargo esto no fue suficiente para combatir su tristeza, amargura y desencanto por la vida.